NOTAS
Beatriz Telchi Asbún: “No tengan miedo, a cualquier edad se puede emprender”
Nos alistamos para empezar la entrevista y la Sra. Beatriz Telchi Asbún está algo inquieta por la presencia de cámaras y del personal de apoyo. Un leve retoque de maquillaje, un micrófono en la solapa, se prenden las luces. Sus ojos color cielo se encienden aún más, y pronto recupera su cariz de bondad cuando su hija Jimena Antelo le acomoda el cabello y le pide que esté tranquila.
A sus casi 70 años, Beatriz (o Nena, como la llaman sus seres queridos) no acostumbra a dar entrevistas, aunque tendría mucho que contar: es empresaria luchadora, ha tropezado y se ha levantado. La hemos buscado porque ahora lleva adelante Solquifar S.R.L., una empresa de soluciones químicas y farmacéuticas. Tampoco acostumbra a especificar su cargo, pero es razonable afirmar que es el alma de la firma.
“Lo principal es ponerle amor a lo que uno hace; soy una persona enamorada de la vida, del trabajo”, dice Beatriz con aplomo, mientras se apresta a relatar su historia, desde cuando sus padres, Abraham Telchi y Aurora Asbún, echaron raíces en suelo cruceño.
Los esposos Telchi habían iniciado el negocio familiar, pero querían que sus hijos se foguearan en otras empresas. Fue así que Beatriz empezó a trabajar en el City Bank de aquella Santa Cruz de finales de los 60. Luego abriría su propia empresa, Antelco, la cual no pudo resistir la crisis inflacionaria que vendría años más tarde.
“Aparte de secretariado, no estudié nada más, pero la vida me enseñó el propósito de salir adelante, más aún, teniendo a mis tres hijas pequeñas”, asevera. Tras la muerte de su padre y con la perseverancia asimilada, ella ingresó a la empresa familiar en 1985 junto a su madre y sus hermanos. Allí ejerció en caja, cobranzas, adquisiciones, comercio exterior, hasta llegar a administrar la producción y establecer el sistema de distribución al por mayor. “Para trabajar en una empresa familiar hay que saber hacer de todo”, añade.
Más adelante la familia tuvo que soportar la pérdida total del negocio por un incendio. Fueron momentos difíciles que pudieron capearse gracias a la unidad familiar. “Mis padres nos inculcaron estar siempre unidos en momentos buenos y malos”, dice.
Años más tarde, Beatriz Telchi habría de alzar vuelo nuevamente, pero esta vez con alas propias. Fundó Solquifar, en 2011, con el mismo empuje de siempre y teniendo como pilares a su descendencia. Hoy, tras ocho años en el mercado, Solquifar se consolida en la elaboración y comercialización de productos galénicos y en el fraccionamiento de sustancias químicas para diversas industrias de todo el país.
Nos alistamos para empezar la entrevista y la Sra. Beatriz Telchi Asbún está algo inquieta por la presencia de cámaras y del personal de apoyo. Un leve retoque de maquillaje, un micrófono en la solapa, se prenden las luces. Sus ojos color cielo se encienden aún más, y pronto recupera su cariz de bondad cuando su hija Jimena Antelo le acomoda el cabello y le pide que esté tranquila.
A sus casi 70 años, Beatriz (o Nena, como la llaman sus seres queridos) no acostumbra a dar entrevistas, aunque tendría mucho que contar: es empresaria luchadora, ha tropezado y se ha levantado. La hemos buscado porque ahora lleva adelante Solquifar S.R.L., una empresa de soluciones químicas y farmacéuticas. Tampoco acostumbra a especificar su cargo, pero es razonable afirmar que es el alma de la firma.
“Lo principal es ponerle amor a lo que uno hace; soy una persona enamorada de la vida, del trabajo”, dice Beatriz con aplomo, mientras se apresta a relatar su historia, desde cuando sus padres, Abraham Telchi y Aurora Asbún, echaron raíces en suelo cruceño.
Los esposos Telchi habían iniciado el negocio familiar, pero querían que sus hijos se foguearan en otras empresas. Fue así que Beatriz empezó a trabajar en el City Bank de aquella Santa Cruz de finales de los 60. Luego abriría su propia empresa, Antelco, la cual no pudo resistir la crisis inflacionaria que vendría años más tarde.
“Aparte de secretariado, no estudié nada más, pero la vida me enseñó el propósito de salir adelante, más aún, teniendo a mis tres hijas pequeñas”, asevera. Tras la muerte de su padre y con la perseverancia asimilada, ella ingresó a la empresa familiar en 1985 junto a su madre y sus hermanos. Allí ejerció en caja, cobranzas, adquisiciones, comercio exterior, hasta llegar a administrar la producción y establecer el sistema de distribución al por mayor. “Para trabajar en una empresa familiar hay que saber hacer de todo”, añade.
Más adelante la familia tuvo que soportar la pérdida total del negocio por un incendio. Fueron momentos difíciles que pudieron capearse gracias a la unidad familiar. “Mis padres nos inculcaron estar siempre unidos en momentos buenos y malos”, dice.
Años más tarde, Beatriz Telchi habría de alzar vuelo nuevamente, pero esta vez con alas propias. Fundó Solquifar, en 2011, con el mismo empuje de siempre y teniendo como pilares a su descendencia. Hoy, tras ocho años en el mercado, Solquifar se consolida en la elaboración y comercialización de productos galénicos y en el fraccionamiento de sustancias químicas para diversas industrias de todo el país.
La empresa cuenta con cerca de 70 trabajadores en el área de producción y 25 en el área administrativa. Su planta de producción tiene dos zonas claramente diferenciadas: la de gama farmacéutica y la de insumos alimenticios.
“Tenemos productos para curar una heridita hasta desinfectantes para todo un hospital; atendemos desde una vendedora de sabores en el mercado hasta los requerimientos de un laboratorio”.
Su industria, como muchas otras, enfrenta amenazas externas, pero Beatriz no pierde el optimismo: “En Bolivia hay espacio para todos. La industria está tratando de salir a flote, pues hasta el más grande tropieza con el contrabando”. En este escenario, la empresaria tiene la mente puesta en transformarse en un laboratorio industrial, potenciar su presencia en La Paz, y de ahí llegar a Pando, el departamento al que falta atender.
Por supuesto que la Sra. Nena se encarga de dar el trato personalizado que su clientela se merece. “Escuchar lo que los clientes necesitan es la parte que más me emociona en el trabajo; lo único que no se debe hacer es vender mentiras”, afirma.
Beatriz Telchi insta a las mujeres emprendedoras a no dejarse vencer por la adversidad: “No tengan miedo, a cualquier edad se puede emprender. Hay que tener mucha fe y constancia. Hay gente que cree que, si hoy abre un negocio, mañana va a estar bien. Toma mucho tiempo ganarse la confianza de los clientes, pero cuando se los trata bien, ellos vuelven”.
PERFIL
María Beatriz Telchi Asbún nació en Santa Cruz el 10 de septiembre de 1949. Su padre era Abraham Telchi, empresario como ella y amante del deporte: la Villa Olímpica lleva su nombre.
Como el ave fénix, Beatriz extendió sus alas y fundó Solquifar hace ocho años.
Tiene tres hijas, todas profesionales, y uno de sus 6 nietos ya la apoya en la empresa. Escucha todo tipo de música desde su celular y le gustan las plantas. Disfruta de las largas sobremesas familiares, de la compañía de pocas pero valiosas amigas y de adorar a su única bisnieta.
fuente:eldeber.com.bo